La última vez que me enamoré


Fue mortal. Una sensación maravillosa, una droga realmente. Me sentí volar, ligera como en una nube. Todo estaba bien, todo era como una anestesia dulce y fuerte. Mis pupilas se dilataron, no me dolía nada. Recuerdo que había otra persona a mi lado, pero casi no me acuerdo. 
Un muro infranqueable entre la realidad y yo. Todo rosa con destellos alrededor.
Tal era la sensación que emergía dentro de mi, que sentía que todo era posible, que nada podía impedir que mis pies estuvieran a 3 metros sobre el cielo.
Podía haber tenido esa sensación con cualquiera, pero el destino quiso que la otra persona fuera tan distinta a mi, tan incompatible que hasta me hacía dudar de lo propia existencia.
Ten esa sensación tu sola, me dicen los vídeos del YouTube. ¿Tú sabes? Es imposible. Una masturbación del amor. No es lo mismo.
 

Comentarios