Es absurdo obviar el pasado. Lo ves, lo vives, te vive y vive en ti. Ya me gustaría no haber pasado por las tragedias vitales, por los errores cometidos o por admitir que simplemente hemos vivido.
Mientras escucho a Pearl Jam a toda hostia con los auriculares, y con el cuerpo dolorido y cansado de la última batalla (aún no se si está ganada o perdida) siento que todo pasa por una razón. Admito que la tristeza y el sentimiento de pérdida pasen a través de mi, como pasaba el rayo que atravesó siete veces al tío ese de la peli de Benjamin Button...
El pasado es como tus padres, estén o no estén. Puedes cabrearte con ellos, dejar de hablarles, odiar su manera de mirarte, pensar que no es justo, que no tenía derecho a pegarte o a gritarte o a morirse.
Pero al final, las cosas de tu alrededor pasan, al igual que el tiempo, pasa te guste o no.
Mi post de hoy trata de los objetivos vitales, y de lo puta que es la vida cuando te decides a conseguirlos y de ir a por ellos.
Es curioso que cuanto más decidido estás a conseguir algo, ahí es donde viene la prueba. El salto de fe.
Lo gracioso es que a veces, no es que no te atrevas a dar el salto de fe (que puede que sí lo des porque eres una maldita kamikaze) sino que simplemente al otro lado del puente no hay nada.
Sólo era una prueba de la vida para comprobar que no tienes medida en saltar al vacío cuando crees que debes hacerlo. Una hostia terrible que tenías que darte para aclararte las ideas, no porque realmente necesites nada del otro lado, sino sólo para comprobar que tenías agallas para hacerlo.
¿Y ahora que? Se preguntó la inocente mariposilla.
Ahora a esperar a que te crezcan las alas.
Y sabes que? Que al final de todo, a nadie le importa. Que cada uno libra sus batallas interiores como mejor puede, y que lo único que puedes hacer es mantener la calma.
Todo está bien.
Poco a poco empezamos a entender que lo único que importa es mantener la calma en los momentos en los que la vida te pone delante los desafíos que necesitas para tu propio crecimiento.
Dios no te da lo que quieres, sino lo que necesitas. Y te lo pondrá delante una y otra vez hasta que aprendas la lección.
En mi caso la lección ha sido esta: No puedes controlar todo lo que pasa a tu alrededor y quieras o no estás sometida a un sistema.
El sistema, la fuerza, el universo, funciona. Lo quieras o no, lo único que puedes hacer es aprenderte las reglas y jugar. No puedes hacer trampas. No puedes adelantarte a la jugada ni hacer que otros se adelanten contigo.
Seguimos con los objetivos vitales. Voy a cumplir 41 años.
No me arrepiento de nada, quizá de ser impaciente y no esperar a que el programa de la lavadora acabe antes de sacar la ropa.
Quizá pueda arrepentirme de no aprender antes las lecciones. Siempre he tenido las mismas. Sólo que ahora me he dado cuenta y no tengo claro que sea demasiado tarde para volver a empezar. No he podido hacer otra cosa con lo que sabía. No he sabido.
Vale, el tema: Que la vida te pone impedimentos para comprobar tu fe, para ver cuánto lo deseas realmente, pondrá a prueba tu fe de mil modos a su alcance justos o injustos para comprobar que vas en serio.
Y antes de la última batalla te noqueará.
Será tuya la decisión de seguir adelante, graduarte y quedarte con la chica (o el chico, la carrera, tu casa, el premio, tu objetivo, whatever...) o decidir que no lo querías lo suficiente, justificar tu fracaso y abandonar.
Es totalmente admisible y comprensible, todo el mundo lo entenderá, te apoyará y te justificará: Has hecho bien, no era para tí. Tú te mereces mas, déjalo ya, te dirán.
Cuando el alumno está preparado aparece el maestro. No antes.
Sigo creyendo que los sueños se cumplen si tenemos el coraje suficiente como para ir tras ellos, y sigo pensando en conseguirlo, exactamente igual que he conseguido otros objetivos vitales muy personales. Y en que puedo tener la obra de Dios al completo si sigo trabajando para ello, no me rindo y continúo. Me sacudo el polvo y lo pongo en Tus manos.
Yo puedo tener todo lo que me proponga.
Richard Gere soy yo y la chica es mi OBJETIVO VITAL :) |
Me encanta , lección que se ha de aprender , mostrar el valor ante el miedo.
ResponderEliminarEl valor es lo único que tenemos cuando nos enfrentamos al fantasma que planea sobre nuestro objetivo vital. El valor es la única arma que nunca te pueden quitar. Miedo es la ausencia de amor, valor y amor... es casi lo mismo
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