El sujeto en cuestión parece ser un director de una cátedra equis de una universidad pública y profesor de esta, o eso ponía en su descripción, que ahora ha cambiado por: "...soy poeta" y no se qué más.
Y no es la única mujer a la que ha insultado, también se dedica a ir repasando los perfiles de otras mujeres influyentes (desconozco la razón aunque la intuyo...) y de paso darle de refilón a otros autores a los que estas a su vez admiran.
El tono de los insultos llega a ser tan insulso como falto de gusto y tiene menos estilo que la sandía de Dirty Dancing. El buen hombre se cree Góngora pero no llega ni a Barragán.
Esta cuestión tan poco relevante para algunos, se quedaría en anecdótica si no fuera aplaudida por otros señores que no se atreven a expresarlo aunque lo piensen, y disculpan su atrevimiento en ofender con deliberación a esta mujer.
Se quedaría en anecdótica de no ser porque la periodista insultada denuncia públicamente que se siente perseguida y acosada por este señor, que se cree alguien medio importante, pero para la gente de fuera de su casa a la hora de comer es una persona absolutamente random. De hecho muchos lo conocemos a él a partir de este incómodo incidente.
No soy nadie para dar consejos, ni a ella ni a él. Mi dilatada experiencia en lo que ahora se llama bullying y agravio psicológico pero antes era "aguántate que no será para tanto", me da las pautas para operar. Esto es: No, no hay que aguantarse y sí, sí es para tanto y te diré por qué.
Uno de mis cantautores favoritos escribió hace muchos años una canción la mar de curiosa: "Hay Mil Maneras de Derrotar a un Hombre", yo añadiría "o Mujer" pero aceptamos Hombre como término neutro porque lo de todxs o todes me parece una sandez como un piano.
En su letra describía que puedes hacerle cantidad de perrerías a una persona: puedes humillarla en el trabajo, quitar el pan de sus hijos, marginarlo por el color de su piel.... pero con un pequeño golpe de miedo en el querer, ese hombre habrá caído.
Es tan importante sentirte querido, tener una guía, un hogar al que volver, que cualquier indicio de que eso ya no estará hace tambalear el mundo entero de una persona. La buena noticia es que esta guía no tiene por qué ser una pareja. Ni siquiera lo es. La persona por la que debes sentirte querido eres tú mismo, y ese amor se proyectará en los demás que a la vez influirán sobre ti.
Por tanto, para hacer frente (y hay que hacerlo) a estos señores llenos de complejos y con ganas de llamar la atención, el arma más útil y efectiva es el amor propio. Ese precisamente que pretende mellar con sus comentarios irrespetuosos sin venir a cuento. Ese que tanto le falta al varón que insulta.
Por estas cosas, entre otras, es importante el desarrollo personal, porque en todas las vidas acaba cayendo al menos un cretino que nos la quiere jugar verbalmente. Y aunque cuando se vea acorralado se vea obligado (y no honrado) a decir "lo siento, me he equivocado", el daño ya está hecho. Además de que no nos creemos la disculpa porque se le nota y lo transmite que en el fondo de su alma cree que tenía razón y punto, y ni tú ni mil mujeres instruidas le harán cambiar de opinión.
Por eso, seas mujer, hombre o prefieras no revelarlo... haz el ejercicio del amor propio, que es quererte, amarte y respetarte, y apreciar a la persona que lleva tu piel. Es la única forma de mantener la cordura y el equilibrio en estos tiempos donde todo está tan difuso que nada es lo que parece.
Feliz camino :)
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