Lucha de Gigantas



La vida de las mujeres es una continua apuesta, en todo momento. Sería exagerado (o demasiado sincero) admitir que hasta el día de hoy hemos tomado en todo momento las decisiones correctas. Siempre que hablas con alguien a quien la vida le está avisando de que le queda poco tiempo por aquí, se lamenta de lo mismo: El no haber sido más valiente para tomar acción en ciertas situaciones que iban a suponer un cambio en su vida.

Hace un tiempo hice una de esas apuestas, conmigo misma por supuesto. Tras un batacazo emocional, de esos que ves venir pero que no haces nada esperando que así se resuelva todo, en lugar de retirarme dignamente con un portazo y pasar al siguiente juego (con lo cual no habría aprendido nada), decidí hacer un auto-experimento vital, con mis propias emociones.

Fue como hacer la mili, a veces dura, a veces divertida, a veces confusa, pero siempre con la actitud positiva adecuada, pasara lo que pasara. Y tras ella, salgo totalmente transformada y feliz de haber tenido la experiencia.

Y nadie quiere hacer la mili dos veces. Además ya tengo el carnet, pone mi nombre y por detrás --> Ya no me dejo llevar por mis emociones negativas porque he corregido mi déficit de autoestima.

Como en la guerra de Vietnam, luchaba contra un enemigo invisible, el mismo al que Antonio Vega canta en Lucha de Gigantes, que no es otro que yo misma, nunca habrá mayor enemigo que quien mejor te conoce, que eres tú mismo (o es que acaso hay alguien más aquí)

Todos somos espejos, estamos rodeados de espejos, no ves nada que no lleves dentro, y hasta que no te duele lo suficiente no tienes el valor de revolverte y darle la hostia terrible que merece (sí, sigues siendo tú).

Pero ojo, debes tener el valor de hacerlo, es un poco como depilarte con láser, ya sabes que va a doler -a veces increíblemente- pero que es para toda la vida, y que merece la pena el pasar por el trago de la enseñanza que debes aprender, ya que es el momento adecuado.

Desde el momento en que cayeron las primeras lluvias, la casa destiñó su bonito azul cielo y desveló su verdadera composición. No era de ladrillos, sino de barro y de papel, aunque daba tanto el pego que la falsificación era totalmente imperceptible hasta al ojo más experto.

Y ojo amigos, una falsificación SIEMPRE lo es. Lo fue, lo es y lo será. Y sinceramente, yo jamás he comprado nada falso ni de imitación.

Otra enseñanza, ya que, si no hubiera pasado por todas las vivencias, no habría aprendido la gran lección: a autoconocerme, aceptarme y amarme con todos mis errores y virtudes.

Todas las decisiones que tomes desde el amor, es decir para ganar, serán buenas, y todas las decisiones que tomes "para no perder" al final serán negativas.

Perder es una ilusión, nunca pierdes si mantienes la actitud adecuada.

Sabes de lo que me he dado cuenta, de que me salen versos más bonitos cuando estoy dolida, el dolor es inspirador (qué putada). Siempre nos queda el recuerdo de los momentos buenos y que ahora sólo escucho "Cosas que pasan" porque me gusta, y no porque la necesite.

¿O si?

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